Nuestras condenas mentales.

Sólo el que de verdad quiere conquistar a la vida, quién lo desea de corazón, quién tiene un corazón humilde, pero a la vez una mentalidad ambiciosa,  triunfará.

No sé de donde sean ustedes, los pocos, contados, pero muy apreciados y fieles lectores que tengo; Es probable que la mayoría estén a kilómetros de distancia, a muchas fronteras de la tierra que a mi en particular me ha visto nacer, este país sumamente pequeño, pero bello, descrito  por la Premio Nobel de Literatura Gabriela Mistral como "el pulgarcito de américa", y mejor conocido como El Salvador... en fin, ya me inspire demasiado, y es lógico, creo que todos tenemos un patriotismo muy profundo arraigado, y quierase o no, en alguna pequeña parte de nuestro corazón está tatuada la bandera de nuestra patria.

A lo que quería llegar con esto, era a que en mi país El Salvador, actualmente estamos en temporada lluviosa, de hecho en este preciso momento en que escribo estas palabras, escucho la lluvia caer por mi ventana, los cielos están nublados, el aire se siente húmedo y fresco, y sí, son en estos días en los que uno suele sentirse más inspirado, reflexivo, melancólico o incluso deprimido; Siempre he pensado que la lluvía activa cierto chip en nosotros como seres humanos, un chip que al activarse hace que nos volvamos seres más profundos, capaces de detenerse a pensar en cosas que generalmente ignoramos, o no salen a relucir. De hecho me atrevería a decir que las mejores poesías, la música más sublime y las artes más encantadoras han surgido bajo el arrullo de la lluvia, y sino, estoy segura que de haber sido así, las cosas habrían resultado todavía más brillantes.

Con la lluvia como testigo suelo ponerme a pensar en mi, aunque suene muy ególatra. Suelo meditar sobre mi propia existencia, de donde vengo y hacia adonde voy... ¿habrá algún propósito marcado para mi vida? según los cristianos sí, toda creación de Dios, por más minúscula que sea, está en este mundo por algo, tiene una misión, una razón de ser.

Hay personas que desde muy pequeñas ya tienen marcado un camino, ya saben qué será de sus vidas, por ejemplo, aquellos que tienen la fortuna de nacer "en cuna de oro", saben que tarde o temprano serán ellos los que se harán cargo del negocio familiar, y que probablemente jamás tendrán que preocuparse por la economía, y los miedos que a la mayoría nos agobian... para estas personas su propósito en la vida es ese: cuidar el patrimonio familiar, y de ser posible, incrementarlo.

Hay personas que por el contrario, nacen sin siquiera un techo decente para refugiarse del frío, no saben qué será de ellas; Personas que sufren todo mal habido y por haber, a quienes les llueve sobre mojado... personas que con el tiempo, al ver que nada mejora, que todos sus esfuerzos por salir adelante han sido en vano, se resignan a pensar que están eternamente condenados a la pobreza, sin saber que lo único que los condena es su pensamiento y  mentalidad.

Algunos se acostumbran demasiado a la riqueza, y otros (muchos) a la pobreza. Una actitud bastante inocente y tonta, ya que si algo he aprendido en este par de décadas viviendo, es que la vida está en constante movimiento, y de repente, sin previo aviso, da giros de 180° 

Puede que al rico le llegue la pobreza de golpe, y si este no está preparado para afrontarla, sobrellevarla y superarla, simple y sencillamente ya no podrá salir de ahí; Mientras que al pobre, de la nada se le pueden presentar oportunidades magníficas,  de esas oportunidades que sólo se presentan una vez en la vida, pero si este ya se ha resignado a vivir pobre, no habrá nada que le saque de esa situación, porque quién de mente es pobre, siempre pobre vivirá.

Está bien tener miedos, pero que nuestros miedos jamás se conviertan en fobias, que jamás nos inmovilicen, no permitamos que nuestros miedos decidan por nosotros, no condenemos al olvido nuestros sueños y metas, tengamos una mentalidad fuerte, pero para lo positivo.

Es cierto, muchas veces las cosas nos saldrán mal, muchas veces ya no habrán ganas de seguir, ya ni siquiera sabremos de donde sacar más fuerzas... la vida nos golpeará una y otra vez, probándonos. Sólo el que de verdad quiere conquistar a la vida, quién lo desea de corazón, quién tiene un corazón humilde, pero a la vez una mentalidad ambiciosa,  triunfará.

Regresando a lo de los propósitos... creo que este debería de ser el principal propósito de las personas: aprender a conocerse a si  mismas, conquistar sus miedos, y trabajar para cumplir sus sueños. Quizá conquistar la vida, se trata en realidad de conquistarse a si mismo ¿no creen?

-AdriannaRossi-