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LaIslaDeLosBlogs

La frase...

"Te lamentas continuamente de cosas que dejaste de hacer o que hiciste mal en el pasado, como si eso sirviera ahora de algo. ¿Por qué no te perdonas y aceptas que hiciste lo mejor que sabías en cada momento y lugar?, tienes derecho a evolucionar."

miércoles, 11 de septiembre de 2013

Cuando te enamoras...

Esa persona no se convierte en tu vida, va mucho más allá de eso; Te das cuenta que no dudarías ni un sólo segundo en sacrificar todo lo que tienes y eres, para mantenerle a salvo.
Y de pronto, sin aviso, cuando menos te lo esperas llega una persona, una persona con la que probablemente nunca soñaste, que despierta en ti sentimientos y sensaciones que jamás imaginaste. Esa persona llega, y en poco tiempo, ya ha cambiado por completo tu vida, todo ha dado un inesperado giro de 180°, las cosas no son como antes, nada es igual...

Comienzas a vivir de manera diferente, a pensar y actuar de manera diferente, comienzas a soñar cosas diferentes, tus pensamientos dejan de ser individuales, porque en cada plan y proyecto, en cada deseo y anhelo, está presente esa persona. Todo se trata de dos, dos que hasta cierto punto son uno.

Comienzas a dejarte llevar, y aunque estés llena de miedos, es algo que no puedes controlar: el amor te va ganando, el deseo irrefrenable de que todo funcione, de que todo sea perfecto, como lo sueñas y esperas. Te arriesgas y apuestas, le apuestas todo lo que tienes a esa persona, te la juegas por sus promesas y sus palabras, y confías en él, y en los hermosos sentimientos que ha sido capaz de despertar en ti.

Te das cuenta que, verdaderamente vives un sueño, un sueño que por muy utópico que suene, es tu realidad. Los días vienen llenos de sorpresas y experiencias inolvidables, y no puedes evitar sonreír siempre. Ves a esa persona y tu corazón se acelera, late a mil por hora, la respiración se entrecorta, tus pupilas se dilatan, y tus labios no se resisten: buscan desesperadamente sus besos. 

Te acostumbras demasiado a sus besos, sus caricias y su voz... se vuelven parte fundamental de tu diario vivir, y el sentimiento hasta cierto punto adopta la forma de una necesidad. Sí, puede sonar enfermizo, pero eso es lo que sientes, y es cuando te das cuenta que pasó lo que temías, lo que te advirtieron, de lo que tanto te cuidaste: estás a los pies de esa persona. Enamorada por completo, sometida a su voluntad. Te tiene entre sus manos, y aunque aparentemente no existen cadenas, tu corazón sabe perfectamente que ya no te puedes soltar.

Todo lo que haces, dices y piensas, va enfocado hacía esa persona... siempre buscas complacerle, y hacer lo mejor para ella, procuras su bien, por sobre el tuyo. Esa persona no se convierte en tu vida, va mucho más allá de eso; Te das cuenta que no dudarías ni un sólo segundo en sacrificar todo lo que tienes y eres, para mantenerle a salvo.

Ya no se trata de un noviazgo bonito, ni de una relación pasional... Ahora todo se ha convertido en un proyecto de vida, una inversión a largo plazo. Los estudios, los hábitos, las peleas, la sexualidad, las diferencias, los trabajos... Ya no se vive el momento, primero se piensa, y se hacen sacrificios que serán recompensados el día de mañana. 

Cada día que llega, se ve como una nueva oportunidad, procuras ser mejor para esa persona a toda costa. Ese hermoso y poderoso sentimiento te motiva a ser mejor, en todos los aspectos. Quieres convertirte en lo que él necesita, en lo que él se merece. Y pides a Dios su guía, pides sabiduría, porque te has dado cuenta de que has encontrado a esa persona con la que quieres pasar el resto de tus días... Quieres una vida a su lado, quieres realizar miles de proyectos de su mano, quieres hijos con él, una carrera, una historia completa, y no sólo un capítulo pasajero.

Es entonces cuando comprendes de qué se trata verdaderamente la vida... comprendes que sí, el ser humano "nace, crece, se reproduce y muere", y eso no es tan vacío, corto y aburrido como sonaba en la primaria...  Ves un universo de infinitas posibilidades a tus pies, de la mano de esa persona tan maravillosa y especial, tienes ganas de comerte al mundo junto a él/ella, y sabes que lo pueden lograr.

Y luchas, luchas con todas tus ganas, con todas tus fuerzas... luchas y te esfuerzas como nunca, porque estás más motivada que siempre.  Encontraste una razón, una razón  verdadera, una razón que te inspira y te motiva a dar lo mejor de ti cada día, no sólo para una persona, sino para el mundo entero.

Verlo a los ojos, y mirar pasar por ellos toda la vida que sueñas junto a él, en una fracción de segundo. Besar sus labios, y sentir como el calor de los cuerpos se fusionan, y como tu corazón late desesperadamente, buscando salirse de tu pecho, y correr hacia sus brazos. Escuchar su voz, y no poder evitar que se te salgan los suspiros. Estar a su lado, completamente en silencio, y romper en llanto de la nada, porque simple y sencillamente el sentimiento es tan inmenso, y la felicidad es tan total, que ya no te cabe dentro... llorar de felicidad, eso no tiene precio.

Es increíble todo lo que puede lograr, un inocente, fantasioso, y mágico sentimiento, es increíble todo lo que puede pasar, cuando una persona se enamora.

-AdriannaRossi.-

jueves, 5 de septiembre de 2013

No tuve un padre, y sobreviví.

Mi corazón se llenó de odio y amargura, creo que cuando una persona se siente rechazada y abandonada, eso termina pasando, convertimos el dolor en odios y sentimientos oscuros. 
Mi reflexión "A ti, padre ausente" tuvo mayor impacto del que jamás imaginé... es sorprendente ver cuantas personas se identifican y conmueven al leerla,  cuantas han crecido sintiendo eso mismo que yo sentí: el rechazo y abandono de un padre, y el inevitable resentimiento hacia él. 

Probablemente no haya podido responder a cada uno de los comentarios, correos, mensajes y publicaciones que me han dejado, pero he leído cada palabra, y me ha llegado al corazón.  

"A ti padre ausente" se ha convertido en la publicación más leída de mi blog, vista 10461 veces... muchas personas han compartido sus historias conmigo, me han dado consejos, y me los han pedido. 

Pues bien, decidí escribir un poco más sobre este sentimiento, y esta "carga" que he llevado a lo largo de los años...

En la fortuna y lotería de la vida, el destino me escogió a mi, para nacer como fruto de la unión de dos personas: una mujer aguerrida, inteligente, profesional, valiente, bella y sumamente capaz, y su contraparte, un hombre mediocre, cobarde, torpe, violento, mentiroso e hipócrita. 

Con el tiempo, tantas diferencias fueron imposibles de sobrellevar, mis padres se separaron... un par de días después, mi padre ya estaba acompañado nuevamente, destruyendo la vida de otra mujer, y condenando el futuro de sus prontos hijos, mientras mi madre, por su parte buscaba la manera de sacarme adelante, veía la forma de que no me faltará nada, sin importar el sacrifico que esto implicara. 

A muy temprana edad me diagnosticaron una cardiopatía muy grave, que de no ser tratada, inevitablemente me causaría la muerte. Los doctores básicamente le dijeron a mi mamá: "la niña necesita ser sometida a una cirugía de corazón abierto, de no ser sometida en los próximos dos meses, morirá."

Tenía yo 14 meses de vida, aunque parecía de cinco, debido a que, por mi cardiopatía, mi cuerpo no lograba nutrirse y desarrollarse con normalidad.

Prácticamente me había condenado a la muerte... los médicos sabían que la situación de mi mamá era la de "madre soltera", y muy joven también. La operación que yo necesitaba era increíblemente costosa, y en el año 93, aún no se realizaban ese tipo de cirugías en mi país, la única manera de salvar mi vida era entonces, ir a los Estados Unidos, convencer a los doctores que me operaran "de choto", y por si no fuera suficiente, ver de qué manera también costearan los gastos del vuelo, y la manutención del tiempo que tuviera que estar allá, en recuperación.

Aunque pareciera utópico, una ONG conoció mi caso, y decidió salvarme la vida. Mi mamá y yo viajamos a los estados unidos, nos hospedamos en un remolque sencillo, pero con todo lo necesario, junto con otras tres madres de diferentes naciones, y sus hijos, casos muy similares al mío.

Mi situación se complicó, y no fue necesaria una, sino tres cirugías... aún no comprendo cómo mi pequeño y desnutrido cuerpo soportó tanto, pero lo hizo.  ¿Se imaginan la angustia de mi madre?, encontrándose sola, en un país extranjero donde no conocía a nadie, y dónde los médicos ni siquiera hablaban su mismo idioma, pensando que muy probablemente, su hija no saldría del quirófano con vida.

No sé como, pero Dios no se olvidó de nosotras... a los meses, estaba de vuelta en mi casa, con una enorme cicatriz en mi pecho y un marcapasos dentro de mi cuerpo, pero viva, y relativamente sana. Hasta el día de hoy (y por el resto de mis días) llevo mi cicatriz, y aunque estéticamente no es de mi agrado, la llevo con orgullo, me recuerda que Dios siempre está conmigo, me recuerda que soy un milagro, y que mi madre es una guerrera.

Crecí sana, y no tuve más complicaciones. Sin embargo con los años y con el desarrollo de mi razonamiento, me daba cuenta de que los otros niños tenían algo que yo no... 

A la mayoría los iba a traer un hombre, generalmente vestido de saco y corbata, al que ellos llamaban papá.  A mi me iba a recoger siempre mi tío y mi abuela,  pero mi tío con camisetas y deportivos no se parecía en nada a esos hombres, y yo no le llamaba papá, sino tío.

Con los años comprendí que yo no tenía un papá, y que no debía de preguntar por él, así que no volví a mencionar el tema, sin embargo el vacío permanecía ahí... algo que siempre odié en el colegio era la celebración del día del padre, me avergonzaba mucho no tener a quién hacerle ningún detalle, al principio dedicaba las cosas a mis tíos, pero llegó un momento en que ya no me sentí cómoda con eso... si yo no tenía un padre, entonces no tenía por qué hacer nada de esas tonterías.

Mi corazón se llenó de odio y amargura, creo que cuando una persona se siente rechazada y abandonada, eso termina pasando, convertimos el dolor en odios y sentimientos oscuros. 

Cuando tenía siente años, mi mamá conocío a un hombre... todo fue muy rápido,  me compraron un vestidito blanco, con listones color esmeralda, y un sombrero a juego. Me pusieron medias blancas, y unos zapatitos de charol, blancos también. 

Se casaron, y yo aún no lograba asimilar muy bien las cosas. Después de la boda, mi mamá empacó sus cosas de la casa de mi abuela, en dónde habíamos vivido siempre, y se marchó. Creí que ella también me había abandonado, y mis resentimientos y odios se intensificaron más que nunca, pero mi abuela y mi tía, quienes vivían conmigo, me repetían todos los días que "ella pronto vendría por mi."

Y así fue... ahora que lo pienso, probablemente no pasó ni una semana, pero para una niña tan pequeña que depende completamente de su mamá, pareció una eternidad.

Empaqué mis cosas, y nos subimos al auto de aquél hombre de bigote chistoso y gafas, al que yo apenas conocía... nos fuimos. 

Creo que jamás había viajado en automóvil durante tanto tiempo, sentí que nos mudábamos de país.  Cuando llegamos a la nueva casa, me mostraron mi habitación... nunca había dormido sola hasta entonces, siempre había compartido la habitación con mi mamá, o con mi abuela.

Las primeras noches no dormía, por el miedo y esa rara sensación de encontrarme en un lugar extraño, al que definitivamente no sentía como un hogar. Tenía ese impulso de correr a la cama de mi mamá en las noches, y abrazarme a ella, pero entonces recordaba que ella no estaba sola, y lo que menos quería era hacer enojar a ese hombre, completamente desconocido para mi.

Y de pronto, la habitación conjunto a la mía, estaba decorada con motivos de niño, muñequitos pegados en las paredes, cortinas azules, y una vieja cuna blanca en el medio... iba a tener un hermanito.

Mi mamá fue al hospital, y me dejaron con la abuela un par de días, para cuando regresé, el niño ya estaba plácidamente durmiendo en su cuna. Era la cosa más asquerosa que había visto en mi vida... parecía tener un color rojo de piel, nunca abría sus ojos, a penas y tenía pelo, y lo peor de todo, su roja piel se despellejaba. 

Por fortuna, mi hermano no fue de esos molestos bebés que se la vivían llorando, rarísima vez lloraba, generalmente se la pasaba durmiendo.

Yo me refugiaba en mi cuarto, dibujando historias e inventando personajes, intentando vivir a través de mis dibujos, otra vida que no fuera la mía... una vida en la que yo fuera popular, y tuviera una linda familia, una vida en la que tuviera muchos amigos, y todo fuera perfecto. Pasaba horas y horas dibujando... mi mamá me regalaba los documentos viejos del trabajo que ya no ocupaba, y yo dibujaba en la parte en blanco de atrás. 

Fue en esa época en la que descubrí y desarrollé muchos de mis talentos... el dibujo y la escritura en especial. No tenía amigos, pero no sentía que los necesitara, mis historias eran mi refugio, y los personajes que había inventado eran mis mejores amigos.

Y así pasaron los años, fui creciendo, y acostumbrándome a mi nueva vida... la relación entre mi padrastro y yo jamás fue buena, y no porque él fuera mala persona, o mal sustituto de padre, pero creo que inconscientemente, todos los resentimientos y odios que había acumulado hacia mi padre durante tanto tiempo, los fijé en mi padrastro, la única figura paterna que tenía a mi alcance.

Mi hermano también creció, y hubiese querido que no lo hiciera... nos la vivíamos peleando.

Me mudé dos veces de casa, fuimos progresando. Comencé a asistir a los mejores colegios, y aunque hubo un tiempo en el que fui víctima de bullying, con la madurez y los años, llegué por fin a ser "una de las populares."

Hice buenas amistades, y comencé a sentirme segura de mi misma. Me convertí en líder de cualquier grupo al que llegaba, y siempre era la mejor en lo que hacía, a excepción de las matemáticas.

Mi mamá igualmente, progresó de paso en paso, y llegó a convertirse en una ejecutiva reconocida e importante dentro de la empresa en la que trabajaba. Fuimos teniendo acceso a mejores oportunidades, y mi hermano y yo nos acostumbramos a "siempre recibir lo mejor."

Muchos comenzaron a acercarse por interés, y aunque lo sabía, me gustaba ser "popular", y llegué a tener infinidad de falsos amigos. Me gradué del colegio, y decidí inscribirme en una universidad "exclusiva", en donde las apariencias parecían serlo todo. 

Mi promedio académico era un fracaso, de seis materias, con suerte iba pasando tres. Comencé a abusar de los privilegios que me había dado mi mamá... le exigía dinero simple y sencillamente para derrocharlo en noches de parranda, y el carro que me había dado para mantenerme alejada de la violencia y asaltos que se dan en el transporte público del país, se convirtió en el automóvil de toda la facultad. Solía faltar a clases, y escapar a la playa a menudo.

Comencé a tomar y a fumar, haciéndome bastante adicta a este último hábito.En mi casa la situación era insoportable, me la vivía peleando y gritándole a mi mamá, y a mi padrastro, y de vez en cuando me llevaba de encuentro a mi hermano. 

Comencé a deprimirme constantemente, y después de un intento de suicidio bastante fuerte, un psiquiatra diagnosticó que padecía un transtorno bipolar de la personalidad. Me compraban reguladores del ánimo carísimos, los comencé a tomar, sin embargo me dopaban tanto, que comencé a esconderlos, fingía tomarlos pero nunca lo hacía.

Mi vida iba peor que nunca, malas amistades, malos hábitos y una carrera universitaria que parecía jamás avanzar.

Y entonces de la nada, apareció un chico, que desde el primer momento me cautivó. Sin darme cuenta me enamoré, y el amor me hizo cambiar...

Nos hicimos novios, con el permiso de mi familia, claro está. 

Dejé los vicios y las malas amistades, me cambie de universidad y de carrera... comencé a sacar buenas notas, y a sobresalir nuevamente. Dejé de tomar mis medicamentos, y ya no volví a tener depresiones ni ataques suicidas. Las cosas en mi casa mejoraron, y comenzó a reinar la tranquilidad.

Y aunque las cosas no han sido perfectas, nunca me ha faltado nada, y siento que el futuro me sonríe. Es cierto, no tuve un padre, y probablemente debido a esa ausencia, muchas cosas se me complicaron, probablemente todo hubiera sido diferente, más sencillo, si él no se hubiera ido, si él se hubiera hecho responsable y hubiera decidido estar presente en mi vida, pero no fue así.

Sin embargo, me hice fuerte, y aprendí a reconocer el valor y la valentía de mi mamá... aprendí a valorar a las personas que sí valen la pena, y comprendí que no había razón para complicarme y desgraciarme la vida por un hombre cobarde, que jamás había hecho nada bueno por mi.

Aunque no tuve un padre, tuve y tengo una madre maravillosa, una abuela sobre protectora, y unos tíos que me quisieron y cuidaron como si fuese su propia hija. Tuve una maravillosa familia, extensa, divertida y muy unida. Tuve un padrastro que pese a todo, hizo lo mejor que pudo, decidió formar parte de mi vida y de mi crianza, y aunque no fue perfecto, lo intentó, y eso es mucho más de lo que cualquiera haría. Y finalmente, tuve un novio maravilloso, que me amó verdaderamente, y que estuvo dispuesto a soportar lo que fuera, con tal de verme feliz y sana... un novio que me encaminó, y aún lo sigue haciendo.

Tuve mucho más de lo que nunca esperé... me siento motivada y feliz con mi vida, y estoy dispuesta a afrontar cada reto que se venga, lista para encarar mi destino. Todo lo que he vivido, todo lo que he recibido... desde aquella ONG que un día decidió apoyarme y salvar mi vida, desde aquellos médicos que renunciaron a sus honorarios con tal de ver mi corazón nuevamente latir, cada persona que ha tocado mi vida, cada persona que ha hecho algo por mi... todo esto HA VALIDO LA PENA, y lo voy a demostrar.

Tengo mucho para dar. No tuve un padre, y creo que eso fue lo mejor que me pudo pasar en la vida.

(Mi familia en la actualidad, mi mamá, mi padrastro, mi hermano, mi novio, mi perrita y yo   )

-AdriannaRossi.-

Pueden, pero no quieren.

Todos tenemos un historia, todos tenemos algo que contar, todos necesitamos sentirnos queridos, todos buscamos ser escuchados.
Hay personas que tienen mucho, personas que tienen más de lo necesario, personas que tienen demasiado.

Hay personas que han nacido destinadas a tenerlo todo, a no conocer carencias, a que no les falte nada, personas destinadas al éxito, personas que viven bien, y siempre lo harán.

Hay personas que siempre obtienen lo que quieren, de una u otra manera, personas que desde pequeños se acostumbraron a ver cumplidos sus deseos y caprichos, personas que crecieron pensando que eran los reyes del mundo.

Hay personas que durante tu vida, siempre que han tenido hambre, han sido capaz de calmarle simple y sencillamente abriendo el refrigerador. 

Hay personas que durante toda su vida, siempre que han tenido frío, les ha bastado caminar hasta el armario y buscar una prenda que les abrigara, un pedazo de trapo que refugiara su cuerpo del frío. 

Hay personas que siempre han tenido qué vestir, qué calzar, qué comer, con qué jugar... hay personas a las que jamás se les ha negado nada, personas que no conocen el verdadero rechazo, la verdadera discriminación. 

Hay personas que jamás se han tenido que preocupar por qué será de ellos el día de mañana, personas que viven con la certeza de que siempre tendrán un techo sobre sus cabezas, una cama cálida y cómoda sobre la cual dormir en la noche, y un buen y caliente café esperándoles a la mañana siguiente. 

HABEMOS PERSONAS QUE EN DEFINITIVA, TENEMOS DEMASIADO... y sí, somos la gran mayoría.

Esos que siempre lo tuvimos todo, y jamás tuvimos que entregar nada. Esos que de niños pedíamos y pedíamos, y esperábamos ser complacidos, porque simple y sencillamente habíamos crecido con la mentalidad de que nuestros padres estaban en la OBLIGACIÓN de hacernos felices, y dárnoslo todo.

Todos nosotros, somos de esas personas. Personas que visten y calzan bien, personas que comen bien y tienen la capacidad de darse sus gustitos, personas educadas, estudiadas, bachilleres y universitarios, con grandes aspiraciones en la vida... porque para eso se nos ha educado siempre: PARA LLEGAR LEJOS.

¿Y qué damos nosotros a cambio entonces?, si lo tenemos todo, y más que eso... ¿a cambio de qué?, ¿qué le devolvemos al mundo? ¿en qué manera le agradecemos al destino nuestra buena fortuna?

Creo que simple y sencillamente no lo hacemos. ¿Y si lo hiciéramos?, ¿y si lo intentáramos siquiera?

¿Y si el día de ahora decidimos preparar doble ración de comida, y alimentamos a algún desvalido que se postra en cada semáforo de cualquier calle, en cualquier país del mundo?

¿Y si compramos un juguetito, sencillo pero significante, y lo donamos a algún hogar de niños, que muy probablemente jamás conocerán ni la cuarta parte de privilegios que nosotros hemos disfrutado?

¿Y si caminamos a nuestro armario, y sacamos alguna "colchita" y la regalamos a alguna persona sin hogar, que probablemente no tiene mayor abrigo y refugio en las noches, más que la ropa que lleva puesta?

¿Y si compramos unos zapatos, no para nosotros, sino para alguno de los tantos olvidados y desvalidos que se pasean sobre el pavimento ardiente del medio día, en las calles de la ciudad?

¿Y si compramos un paquete de galletas, y vamos por la calle regalando una, a cada persona que se acerque a pedirnos una moneda?

¡Podemos hacer tanto! y sin embargo no hacemos NADA.

Quizá no podamos cambiar el mundo, pero en definitiva todos podemos alegrar el día de una persona, todos podemos hacer sentir importante, querido y recordado, a algún pobre individuo que por lo general se siente invisible ante la sociedad.

Todos tenemos un historia, todos tenemos algo que contar, todos necesitamos sentirnos queridos, todos buscamos ser escuchados.

HAGAMOS ALGO, DEJEMOS DE IGNORAR. Devolvamos al mundo tan sólo un cachito de lo mucho que tenemos.

¿Se animan? ... yo ya comencé. 

Hace tres días regalé un emparedado y una soda a una pobre señora que se paseaba por la calle con su pequeño bebé en brazos, y otra niña un poco mayor de la mano.  Se veían hambrientas y cansadas, y aunque yo también sentía llorar mis tripas, cuando ella se acercó a pedirme una moneda, no lo dudé

El día de ayer doné algunos libros y juegos infantiles, a una organización que se dedica a recolectar libros, buscando crear una pequeña libreria para los niños de un hogar. Habían tantos libros para niños, y juguetes olvidados en mi casa... cosas que se estaban desaprovechando, y que otros estaban necesitando, me sorprendí de lo mucho que podía hacer y dar, sin gastar un sólo centavo.

El día de ahora mientras ordenaba mi habitación, comencé a sacar de mi armario toda aquella ropa que ya no me ponía, para donarla, y en menos de lo que me fijé, la ropa ya no cabía en el saco en el que la iba metiendo....

Es tanto,  es DEMASIADO lo que podemos hacer, ¿por qué no lo hacemos?

-AdriannaRossi.-

Regálame un segundo.

Regálame un segundo, solamente eso te pido...

Un segundo de tu tiempo, un momento pequeñito de atención... regálame una oportunidad para decirte lo que pienso, para mostrarte lo que soy.

Regálame un segundo para entregar mi corazón, voltéame a ver, deseo convertirme en tu mayor inspiración. Regálame un segundo, juro que valdrá la pena... en un sólo segundo soy capaz de conquistar tu vida entera.

¡Si supieras lo que siento! ¡si supieras lo que soy!, si entendieras este sentimiento, que por ti todo lo doy... Te la vives despechado, enamorado de quien nada te ha demostrado, y yo aquí mientras tanto, anhelando amarte al tacto.

En mis besos y caricias encontrarías comprensión, y mis actos y palabras te harían conocer el verdadero amor.  Sólo busco eso... tu felicidad, quiero amarte hasta los huesos, todo de mi te lo quiero entregar.

Que yo sueño con tus besos, que yo sueño con tu amor, me has robado hasta los sesos, yo por ti todo lo soy. 

Y en las noches hablo al cielo sobre ti, soñado amor... y susurro con el viento tu bello nombre, corazón. Cuando duermo sólo sueño con lo que podríamos ser, con tan bellos sentimientos, la perfección de los cuentos podríamos vencer.

Pero no, tu no lo sabes, ante ti nada lo vale, desconoces mi existencia, desconoces de mi amor...

Está bien, yo lo comprendo, no hay lugar para mi intención, y es que ya tu corazón decidió quién es su razón.

Te resignas al martirio, a las sobras que te da, y yo aquí, igual resignada, pues ya no te puedo amar.

-AdriannaRossi.-