La vida da vueltas sumamente inesperadas, las cosas cambian y los roles se invierten.
Soy de esas chicas que no suelen olvidar fácilmente, y no me refiero a ser rencorosa, simple y sencillamente tengo muy buena memoria (aunque no para los estudios, jajaja), suelo recordar muy bien nombres y rostros de compañeros de básica, personas con las que quizá no he interactuado mucho, pero sin embargo, sus caras y sus nombres no se me borran. Tengo la quizá mala costumbre de ponerme a buscar a esos compañeros en el facebook, simple y sencillamente porque soy curiosa, y quiero saber qué ha sido de ellos.
El otro día, después de haber tenido que cerrar mi cuenta y abrir otra (es una larga historia), me salió entre las sugerencias de amistad el perfil de una muchacha que había sido mi compañera allá por el sexto o séptimo grado, la agregué.
Horas después ella me aceptó, y me mando un mensaje privado, preguntándome quién era yo... lógico, no me recordaba. Debo de admitir que en el colegio (por lo menos hasta el noveno grado) no solía llamar mucho la atención, era una niñita tímida, y muy poco agraciada, con piernas de pollo, cabello demasiado corto para ser de una niña, y como si no fuera suficiente, un natural y extravagante "afro", y claro, mis gafas, con correa al cuello "para que no las perdiera", decía mi mamá.
En fin, ya se imaginarán que popularidad no era mi segundo nombre. Volviendo a la historia... intenté recordárle a esta chica sobre mi existencia, le expliqué de qué colegio y grado la recordaba, pero ella apenada, simple y sencillamente admitió que no tenía ni idea de mi.
-Sube fotos, para ver si al verte me recuerdo- me dijo. Y es que como ya lo había mencionado, tuve que abrir nueva cuenta en facebook, y aún no había tenido tiempo de subir fotografías. Acepté, y comencé a recuperar mis álbumes de fotos de mi anterior perfil, subí unas cuantas, y después de un buen rato la chica me volvió a escribir.
-¡Ya, ya te recuerdo! vaya que has cambiado demasiado.
Sí, en efecto había cambiado... ahora tengo un cabello demasiado largo para mi gusto, sigue teniendo sus aires de afro, pero la plancha y los tratamientos han logrado domarlo. Ya no tengo piernitas de pollo, ¡para nada!, mis cuatro años en danza me ayudaron a desarrollar un muy buen paquete (o por lo menos esa mentira me ha metido mi novio) jajaja; y sí, sigo dependiendo de mis gafas, pero ahora uso unas con muy buen estilo, y no aquellas que parecían sacadas del armario de mi abuela.
- ¡Tú eras la niña a la que yo molestaba mucho, y trataba mal!, lo siento.
Fue quizá mecanismo de defensa mío, pero con los años había olvidado ciertos maltratos que había sufrido en el colegio... aunque tenía presentes muchos, pero la parecer no todos. Debido a mi aspecto y timidez fui víctima de muchos rechazos y maltratos durante mi vida académica. Me escondían la mochila, y tiraban mis útiles al basurero, me golpeaban, me ahorcaban contraminándome contra la pared, e incluso una ocasión me dejaron encerrada en el baño durante toda una tarde, no son gratos recuerdos, pero así fueron las cosas.
Aunque debía admitir que no recordaba que esta chica en específico me hubiese hecho algún daño; Hasta que ella me refrescó la memoria. Hasta cierto punto sentí un poco de placer... no es que sea una modelo, ni nada por el estilo, pero mi desarrollo me ha ayudado a convertirme en una muchacha atractiva, no despampanante , pero sí atractiva. Además, soy una estudiante universitaria sobresaliente, tengo un guapísimo novio que será un futuro ingeniero en sistemas y que me trata como a una verdadera princesa día con día, un carro recién comprado..., y en fin, me va bien en la vida, tengo todo y hasta más de lo que cualquiera podría vivir.
No es que a ella le vaya mal, para nada. Pero estoy segura de que las cosas no le han salido como quería. Ha engordado bastante, quizá más de lo necesario, tiene una hija (que es una bendición, pero quizá le llegó antes de tiempo), y no ha continuado con sus estudios universitarios. Ante estas realidades, me sentí afortunada y bendecida... me sentí como el patito feo, que después ante el asombro de quienes lo molestaban, se convirtió en un bello y admirable cisne.
No es la primera vez que me pasa, ya en anteriores ocasiones me he encontrado a compañeras que en debido momento me hicieron daño, y ahora al verme, puedo notar que incluso se avergüenzan de lo que me hicieron, de cómo he cambiado yo, y de cómo se han estancado ellas.
En lo personal pienso que todos aquellos abusos, maltratos y rechazos de los que fui víctima ayer, son los que me ayudaron a convertirme en lo que soy, una persona inteligente, que no se deja inmutar por las opiniones ajenas a su vida, una persona justa, pero selectiva, que sabe hacía dónde va, que tiene muy clara su meta. Ustedes dirán que a penas era una niña, y que lo que me pasó de niña no puede influir tanto en lo que soy... pues se equivocan. La niñez es la más frágil etapa de la vida de los seres humanos, etapa en la que somos masilla suave, esperando a ser esculpida.
La vida da vueltas sumamente inesperadas, las cosas cambian y los roles se invierten, por eso creo que debemos de andarnos con cuidado, no marginar ni discriminar a nadie, nunca se sabe qué será de esa persona el día de mañana; Quizá y sólo quizá, necesitemos de ella, que nos tienda la mano, que nos dé una oportunidad, así que más nos vale respetar a todo aquél que se cruce en nuestro camino, no creernos más ni menos que nadie, practicar la igualdad en nuestro diario vivir.
-AdriannaRossi-
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