"Cuando estén a punto de perder la paciencia y los estribos simplemente recuerden: ellos en algún momento cuidaron de ustedes, ellos no molestan por querer, están enfermos y necesitan que les cuidemos."
Desde hace ya varios años mi abuela materna viene padeciendo de la enfermedad mental degenerativa llamada alzheimer, por lo cual prácticamente es imposible dejarla sola por un segundo, en un abrir y cerrar de ojos ella ya ha hecho destrozos impensables, sacar los papeles sucios del basurero del baño, mezclar agua potable con aceites y saliva, hacer sus necesidades en pleno salón, desnudarse sin importar en qué parte se encuentre, entre muchas otras cosas que obviamente una persona con sus facultades mentales sanas no haría. Ante esta situación todas las hijas de ella (mi mamá y sus 6 hermanas) se vieron en la necesidad de turnarse las noches de la semana para cuidarla, quedarse a dormir con ella y supervisarla.
Justamente hace dos días, por ser semana santa algunas de mis tías se fueron al extranjero a disfrutar de sus vacaciones, y a mi madre le quedó encargado cuidarla desde el día viernes hasta hoy, día domingo. Generalmente nos trasladamos hasta la casa de mi abuela para cuidarla, pero por diversas razones mis tías acordaron que lo más conveniente sería traer a mi abuela a nuestra casa. Para no hacerles largo el cuento desde que mi abuela esta aquí no ha parado ni un segundo de hablar incoherencias y poner de cabeza nuestra casa, hasta el punto en que mi mamá se encuentra al borde de la locura y yo no me quedo atrás.
Fue tanta mi desesperación que el día de ayer le pedí a mi novio que viniera y me ayudara a cuidarla, y claro, ya que tengo la bendición de contar con el mejor de todos los novios él no dudó un segundo en venir. La tarde transcurrió dentro de parámetros normales: mi abuela caminando como zombie por toda la casa, con la mirada perdida, hablando incoherencias para si misma y traveseando todo lo que encontraba a su alcance. Aunque mi novio ya sabía la situación de mi abuela, creo que nunca había tenido la oportunidad de observar a profundidad su comportamiento, de repente mirándola me hizo una pregunta que me dio en qué pensar: "¿cómo era ella antes de enfermarse.?"
De todas mis tías mi mamá fue de las últimas en marcharse de la casa de mi abuela, aún después de mi nacimiento, por lo cual tuve la fortuna de vivir y ser criada y cuidada por mi abuela hasta mis siete años, y sí, aunque parecía haberlo olvidado, al hacer memoria no me costó mucho recordar como era en sus buenos tiempos aquella señora que hoy se paseaba perdida y desubicada ante mi.
Mi mamá desde joven se las ingenió para sacarme adelante sin el apoyo de ningún hombre a su lado, y eso tristemente le impidió pasar mucho tiempo conmigo en mis primeros años de vida, recuerdo que salía a trabajar antes de que yo me despertara, y regresaba a la casa cuando yo ya me había dormido o estaba apunto de hacerlo, fue mi abuela quien me cuidó en aquellos tiempos, ella se encargaba de llevarme y traerme del colegio, quien cocinaba para mi (siempre la comida que yo prefería), quién organizaba mis piñatas, me sacaba a pasear, etc.
Mi abuela siempre fue "la matriarca" de la familia, una señorona, fuerte y de carácter, que se hacia respetar. Una mujer que siempre buscaba reunir y mantener junta a su extensa familia, ella organizaba muy seguido excursiones y paseos familiares a playas, parques o donde se le ocurriera. En las navidades ella preparaba tamales de gallina, de azúcar y pisques, pavo, pierna de cerdo... en fin, un banquete de primera para la familia. Su casa siempre permanecía impecable, le encantaba ir a meterse a bazares para comprar adornos y cachivaches innecesarios que embellecían cada rincón de su hogar.
Pensar en eso y de golpe volver a la realidad: aquella señora que un día fue tan activa, sana, fuerte y dominante, ahora necesitaba ayuda hasta para lavarse las manos, aquella señora que un día me amo con locura y me cuidó con tanta dedicación ahora ya ni siquiera sabía quién era yo, y yo también le desconocía...
Mi madre al ver a mi abuela a veces me dice que preferiría que Dios la lleve antes de llegar a la situación en la que mi abuela se encuentra ahora, porque sí, el alzheimer es una enfermedad hereditaria, y es muy probable que mi mamá y yo la padezcamos algún día también... es triste que Dios no le regale a todos la oportunidad de envejecer con dignidad, en pleno uso de sus facultades mentales, es triste llegar a un punto en el que se desconoce a los seres que siempre han estado a nuestro lado, un punto en el que todos aquellos que nos rodean se convierten en completos extraños, ¿se imaginan? despertar un día sin saber en donde se encuentran, o con quién están, alejados por completo de la realidad, sumidos en un mundo de recuerdos y fantasías que sólo nosotros mismos entendemos. Despertar un día preguntando por nuestra madre, recordando haberla visto la noche anterior, cuando realmente ya lleva décadas muerta, imaginarlo me asusta como no tienen idea.
Prefiero recordar a mi abuela como la sobre protectora y fuerte mujer que me cuidó en mi infancia, creo que eso es lo que ella se merece, ser recordada con dignidad, porque lo que se ve ahora de ella no es más que el resultado de una triste y cruel enfermedad, por suerte alcancé a conocer a esa mujer en sus mejores tiempos, sé quién es ella verdaderamente, y me enorgullece decir que es mi abuela, quien a pesar del paso de los años ha logrado mantener unida a su familia, las tradiciones que ella inculcó a sus hijas se siguen practicando y transmitiendo, como ella lo hubiera deseado.
Así se envejece con dignidad, aunque la vida no nos permita llegar a todos con salud plena a la vejez, lo que hicimos en nuestros buenos tiempos será lo que nos condene a ser recordados con respeto, creo que de eso se trata: gozar de la salud mientras la tengamos, vivir de la mejor manera posible cada día, construir con el pasar de los años una historia digna de ser recordada y contada, dejar huella... eso exactamente. Quisiera terminar esta entrada diciendo que agradezco a Dios por haberme brindado la abuela que me dio, haberme permitido tenerla aún hasta el día de hoy a mi lado, no exactamente como quisiera, pero al fin de cuentas la tengo, eso es lo importante.
Probablemente ustedes también estén pasando por una situación similar, ya sea con alguno de sus abuelos, padres, tíos o cualquier ser querido... Sé que cuesta tratar con las personas víctimas del alzheimer, pero también sé que esas personas se merecen ser tratadas dignamente aún en estos tan oscuros y lamentables momentos, cuando estén a punto de perder la paciencia y los estribos simplemente recuerden: ellos en algún momento cuidaron de ustedes, ellos no molestan por querer, están enfermos y necesitan que les cuidemos. Algún día ellos nos cambiaron los pañales, algún día ellos nos enseñaron a comer y a hablar, nos escucharon aún en esos tiempos en los que hablábamos por hablar, incoherencias y ocurrencias que sólo nuestras cabecitas infantiles entendían, ellos limpiaron los desastres que hacíamos y nos perdonaron cada travesura inocente... es momento de retribuir todo aquello que un día ellos hicieron por nosotros, ¿no creen?-
-AdriannaRossi-