"Mi voluntad se desploma, como lo hace mi fe. Aparento estar bien, pero la verdad dista mucho de esa mentira. "
Hay momentos en la vida de todos, en los que parece que nos llueve sobre mojado No hemos terminado de salir de una complicación cuando de pronto se nos vienen dos o más encima. Algunos le llaman mala suerte, otros malas rachas, otros no le ponen nombre, simple y sencillamente son circunstancias desafortunadas que se presentan y ya.
Independientemente de nuestra manera de pensar, creo que tarde o temprano a todos nos termina quebrantando ver que nada nos sale bien, que la carga sólo se hace más pesada, nunca se aliviana, que el sufrimiento no parece tener fin, que por más oscura que se vea la noche, no parece haber amanecer, que a Dios se le está pasando la mano, y ya no sólo nos apreta, sino que comienza a ahogarnos.
¿Quieren que les confiese algo? en este preciso momento yo comienzo a sentirme así, creo que nunca me había visto en una situación como esta, pese a que he pasado por muchísimos malos ratos, jamás me había sentido tan agobiada como ahora. Pensé en escribir una especie de manual sobre cómo afrontar las malas rachas, tal como titulé esta entrada, pero entonces me dí cuenta que no... no estoy en condiciones de aconsejar, creo que ha llegado el momento de admitir que necesito consejos.
Siempre he sido un libro abierto de auto ayuda para muchos, siempre he tenido las palabras apropiadas para cada situación, para cada persona y para cada caso, muchos me han agradecido, otros me han adulado por mi talento para escribir e inspirar a mis semejantes, creen que así de bien como aconsejo, soy capaz de superarme y terapiarme a mi misma, y lo admito, en la mayoría de las ocasiones así lo hago, y me resulta bastante bien, pero creo que las circunstancias que se me han presentado últimamente me han llevado al límite, ya no puedo ser un libro de auto ayuda, sino un buzón de sugerencias. Me he vuelto vulnerable, y necesito que me cuiden, que me lleven de la mano, que me levanten ahora que he caído.
Decidí no escribir sobre "Cómo afrontar las malas rachas", sino buscar ayuda y preguntar "¿Cómo afrontar las malas rachas?" , porque sinceramente he utilizado todos mis recursos, toda mi motivación y mi fuerza interior para mantenerme firme ante la adversidad, creo que me he mantenido bien, pero comienzo a sentir como mis rodillas empiezan a temblar, mi equilibrio se vuelve tambaleo, y si no busco ayuda en este preciso momento, puedo ahogarme en mi propia confusión.
"Jehová es mi fortaleza", ese ha sido mi mantra hasta ahora, y me avergüenzo de decirlo, pero comienzo a cuestionar a mi mismo Dios. Si tanto confío en Él, ¿por qué me siento abandonada? ¿adonde está mi luz al final del túnel? que alguien me lo diga por favor. El dolor físico comienza a nublar mi capacidad de creer, el dolor físico se comienza a sentir también emocionalmente... ¿hasta cuándo habrá dolor?
Estoy cansada... estoy exhausta Soy demasiado joven, pero mi joven cuerpo comienza a cansarse, y no es para menos. Mi voluntad se desploma, como lo hace mi fe. Aparento estar bien, pero la verdad dista mucho de esa mentira. Quisiera llorar, que me tomaran en serio, que se preocuparan por mi, que comprendieran que verdaderamente siento dolor, que me carcome desde adentro... pero nadie cree a plenitud lo que aquejo, y eso vuelve aún más insufrible mi malestar.
Necesito desahogarme, quisiera golpear algo, tener una fuerza sobrenatural y ser capaz de tirar muros abajo, pero no puedo... mi desahogo son las palabras, las letras, la poesía; Mi desahogo son ustedes, porque aunque no los miro a la cara, sé que leen mis palabras, sé que se toman cinco minutos de su tiempo, cinco minutos de su tiempo en que son total y completamente míos, y eso me hace sentir querida e importante, me hace pensar en seguir, me hace recobrar fuerzas, porque sí: cuando escribo me siento poderosa, sumamente fuerte e implacable, así necesito sentirme.
Gracias por su tiempo, por sus palabras y su preocupación. Repito mi pregunta: ¿cómo afrontar las malas rachas? sé (o creo) que no serán eternas, pero quisiera que acabaran ya, en este mismo instante, de una vez por todas. Mi paciencia y mis fuerzas se han desvanecido, ya no puedo más.
-AdriannaRossi-