"¿Adonde se fue el país de las maravillas? ¿por qué de pronto se convirtió en no más que un simple y ficticio cuento? ¿cuando dejó de ser una realidad?... ni siquiera me dí cuenta de en qué momento crecí."
¿Recuerdan aquél viejo y fantástico cuento sobre la niñita que siguiendo a un muy peculiar conejo blanco encontró un país en lo que todo lo imposible parecía posible? un país maravilloso en el que comiendo un cupcake se podía uno convertir en gigante, y bebiendo una botellita de leche se volvía microscópico, en donde los animales hablaban, los naipes eran milicia y los sombrereros locos tomaban el té cada tarde.
Muchas veces me imaginé en ese mundo de fantasías, imaginé que era real, que en alguna parte estaba ese umbral entre la realidad que conocemos y lo que los cuentos y series de ficción contaban... las narraciones eran tan exactas e ilustrativas que tenían que ser reales, pensé. Cuando uno es niño le es fácil creer lo imposible de creer, y no se trata de ingenuidad sino de inocencia y de fe verdadera, de la pureza del corazón infantil.
A veces al pensar en esas cosas y mirar atrás me pregunto: ¿adonde quedó mi capacidad para creer en lo imposible?, cuando no importaba que mil veces te dijeran que "eso no existía", tu sabías que sí, y lo sabías de corazón, sin necesidad de pruebas u hechos que respaldaran tus creencias.
¿Adonde se fue el país de las maravillas? ¿por qué de pronto se convirtió en no más que un simple y ficticio cuento? ¿cuando dejó de ser una realidad?... ni siquiera me dí cuenta de en qué momento crecí.
Algunos crecen antes de tiempo porque las situaciones que se presentan en sus vida los obligan, otros simple y sencillamente por su tonta mentalidad y su impaciencia por crecer, muy pocos se niegan a crecer y se aferran a su infancia hasta donde más pueden, hasta que llega un momento en el que se sienten "ridículos" y se dan cuenta de que ha llegado la hora de dejar las fantasías infantiles atrás, creo que ese fue mi caso.
Vivimos a mil por hora, ni siquiera vemos la vida pasar, dejamos perder nuestros años, y con ellos se van nuestros sueños.
¿Quieren que les confiese algo? yo no creo que el país de las maravillas haya dejado de existir para ninguno de nosotros, pienso que se puede utilizar para este el mismo principio de la materia: no se crea ni se destruye, solamente se transforma.
¿En qué se transformó tu país de las maravillas?, quizá en el anhelo de un nuevo y verdadero amor, de una vida plena, o de una recompensa monetaria. Quizá tu país de las maravillas ahora es soñar con una familia y un futuro prometedor, con una economía estable y destacada, con tu negocio propio... el país de las maravillas de cada quién nace y yace dentro de los deseos más profundos del alma y del corazón.
Es cierto, ya no somos niños, pero crecer no significa perder la capacidad de creer, démonos la oportunidad de creer que los sueños se pueden volver realidad aunque el mundo nos diga lo contrario, recuperemos esa infinita y pura fe que un día de pequeños tuvimos, no dejemos pasar los años solo porque sí, hagamos algo con ellos, los años no nos envejecen, nos vuelven más sabios y más capaces, si de niños soñamos con ir a la luna, hoy de grandes podemos hacer que esos sueños dejen de ser únicamente sueños.
Simplemente atrévete a creer y deja que tu país de las maravillas renazca de entre los escombros.
-AdriannaRossi-
Yo vivo en el país de las maravillas a tu lado mi amor :$ me hiciste encontrar mi mundo de fantasía con tu amor...
ResponderEliminarTan bello, ¡te amo hermoso!
EliminarMuy lindo! Yo vivo en mi mundito desde que tengo memoria, y me encanta :)besoss
ResponderEliminarYa somos dos :D
EliminarUn abrazo.
Mi mundo sufrió un cambio drástico hace pocos años pero se esta recuperando de nuevo y empiezo a reer de nuevo en el.
ResponderEliminarSaludos
*creer.
ResponderEliminarME ENCANTÓ!!!
ResponderEliminarEl país de las maravillas existe dentro de cada uno de nosotros. Algunos días se ve más escondido que otros.
Un beso grande!
Hola Adrianita. Sinceramente muy, pero muy hermoso post.
ResponderEliminarRealmente ese mundo de fantasía que de niño albergamos en nuestra mente y en nuestro corazón, no es que desaparece sino que simplemente, al "madurar" y "crecer", vamos poco a poco poniéndole cemento y lo vamos tapando y tapando, más y más, hasta quedar olvidado muy en el fondo de nuestro ser. Es cierto, vivimos de prisa, a mil por hora y no nos detenemos a disfrutar esas cosas simples de la vida que son las que dan alegría a nuestros corazones. Y ponemos la felicidad como una meta inalcanzable y etérea.
Y la verdad es que todo depende de nosotros, y somos nosotros quienes elegimos lo que queremos ser y debemos ser y luego para llegar a ser, debemos hacer las acciones necesarias que apunten a ese querer ser. Y luego vendrá el tener, que viene por añadidura propia. Y realmente, siempre se obra al revés, se piensa que para ser hay que tener. Y muchas veces no sucede ni una cosa ni otra.
Te mando un abrazo muy grande a la distancia. No te pierdas que me encanta tu blog.
LUCHO
Mmm yo creo que nuestras responsabilidades nos distraen del mundo mágico, yo coincido contigo, el país de las maravillas no desaparece somos nosotros los que nos alejamos de él. Yo siempre estoy en contacto con mi niño interior jajaja mis amigos dicen que tengo el síndrome de peter pan, hay aun muchas cosas que me maravillan, espero no cambiar hasta que me muera!
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe encanto! Yo creo que es el punto de vista de uno mismo el pais de las maravillas , un abrazo! :)
ResponderEliminarYo si procuro seguir siendo niña, ay sino ya habría matado a alguien, no creo que se a ridículo la verdad, sino más bien técnicas de supervivencia :D
ResponderEliminarBesitos :0)