Lo siento.

Amor de humanos, que a veces se equivoca y se confunde, pero que siempre gana, por ser real.

Sí, lo acepto, a veces me equivoco, soy tonta, y la riego... muchas veces, más que a veces. Acepto que suelo ser muy infantil y tonta, acepto que cuando me enojo, ni yo misma me soporto, y en esos momentos suelo decir cosas que verdaderamente no pienso ni siento. Admito que suelo lastimar a quienes más amo, en esos estúpidos momentos. 

Aveces, es como si mirara desde afuera mis propias actitudes, una parte de mi sabe que está mal lo que estoy diciendo, y la manera en la que me estoy comportando,y  sin embargo, no soy capaz de refrenar mis actitudes y cerrar mi boca, simple y sencillamente hablo por hablar, aún sabiendo que después lo voy a lamentar, y con lágrimas en los ojos, el arrepentimiento me atormentará.

No sé, simple y sencillamente no sé por qué, no sabría encontrar una explicación, simple y sencillamente porque no existe razón.  Hay muchas cosas malas en mi, demasiadas, lo sé, pero estoy segura de que esta es una de las peores, quizá la peor.  Soy orgullosa, demasiado orgullosa, y cuando me enojo, suelo esperar que el mundo entero se ponga a mis pies, buscando mi alegría y complacencia... y sé que no es así,  las cosas no pueden seguir así.

Lo que más odio de esos momentos, es llegar a reaccionar demasiado tarde, hasta que veo brotar las lágrimas en tus ojos, y comienzo a escuchar tu voz quebrándose, es hasta entonces que me doy cuenta de que, otra vez cometí la mayor de las estupideces: lastimarte. Y entonces, comienza a formarse un nudo en mi garganta, mi corazón se acelera, mis manos tiemblan, y tengo ganas de matarme, de correr frente al primer coche que se atraviese, porque verdaderamente merezco la muerte, quizá así, sea incapaz de lastimarte más, pero vale, no me atrevo, me acojono. 

En esos momentos, daría lo que fuera, por ser capaz de retroceder el tiempo, borrar todas esas palabras hirientes que resonaron en tus oídos, y cambiarlas por besos, caricias y frases bonitas, llenas de amor. En esos momentos, la culpa y el remordimiento no me deja, y siento no merecerte, estoy segura de que así es... en esos momentos quisiera jamás haberte conocido, quisiera que tu mala suerte jamás te hubiera hecho toparte conmigo. En esos momentos, en los que te veo así de vulnerable, mi corazón se marchita, mi alma se desgarra, y sólo tengo ganas de abrazarte, y protegerte, ganas de hacerte saber que te amo más que a nada, y que verdaderamente estoy arrepentida, pero ni siquiera tengo cara para mirarte a los ojos, ¿cómo hacerlo?, si yo que tanto juro amarte, soy quien más daño te hace.

Pero no soy yo, juro que no soy yo... en esos momentos únicamente soy el reflejo de lo que era, de lo que fui, y dejé de ser al conocerte. Reflejo de esa niña caprichosa, que se cree la reina del mundo, esa niña mimada, ególatra, que únicamente vivía para ella misma, y nada más importaba, reflejo de esa persona vacía, que vivía frígida, sin tener idea alguna de lo que era el amor, el amar y ser amada.

Pero llegaste tú, y cambiaste eso, me cambiaste a mi... pero aún no soy perfecta, aún me falta mucho, y es en esos momentos, cuando la realidad sale a relucir. Sólo Dios y yo sabemos, que esto no será así para siempre, porque los años, las vivencias, y tu amor, me harán terminar de madurar, terminar de convertirme en esa mujer, la ideal y anhelada para ti, y en ese camino voy, ahora mismo corro hacía esa meta, porque quiero ser lo mejor para ti, porque te amo, porque es amor, amor del bueno, del sincero... amor de humanos, que a veces se equivoca y se confunde, pero que siempre gana, por ser real.

Contigo aprendí a pedir perdón, a aceptar mis errores, y a decir lo siento, con la mano en el corazón... LO SIENTO MI AMOR.

-AdriannaRossi.-